El comandante de la Guerra de Abril de 1965, general Miguel Ángel Hernando Ramírez, sepultado ayer por sus familiares más cercanos, sus amigos y compañeros de milicia y combatientes de la gesta constitucionalista. Un batallón del Ejército Nacional le ofreció los honores propios de su alta investidura militar. Los restos del general Hernando Ramírez fueron sepultados en el Cementerio Cristo Redentor.
Una intensa lluvia acompañó todo el trayecto hasta el cementerio Cristo Redentor a la familia y a los amigos del comandante de la Guerra de Abril de 1965, general Miguel Ángel Hernando Ramírez, sepultado ayer.
Hijos, familiares y compañeros de trabajo resaltaron sus aportes en la lucha por el establecimiento de la constitucionalidad y democracia del país.
También criticaron que a pesar de su valiosa contribución a la nación, algunos de sus homólogos sienten envidia y rencor por él.
Hombre valiente. El mayor general retirado Héctor Lachapelle Díaz dedicó unas sentidas palabras a su compañero de armas. Mientras leía el panegírico, el oficial subrayó la valentía que acompañó en varios momentos de su carrera militar a Hernando Ramírez.
Ese 24 de abril inolvidable descolló el héroe al que despedimos esta tarde de agosto, el mes de la Restauración de la República. El teniente coronel que fue valiente cuando recibió una comisión de oficiales de San Isidro planteándole instaurar una Junta Militar de Gobierno y él respondió que la única salida era la vuelta a la constitucionalidad con el retorno al poder de Juan Bosch, recordó Lachapelle.
Sus hijos. Con la voz entrecortada, Miguel Ángel, el mayor de los ocho hijos que tuvo Hernando Ramírez, lo definió como un hombre respetuoso de la justicia y de principios claros.
Recordó las cualidades de deportista de las que hacía gala su padre y la fascinación que tenía por el béisbol y en especial por los peloteros dominicanos en Grandes Ligas.